Un placer volver a bailar con mi hija María del Rosario, en el Jardín donde asisten mis nietas Bianca y Sofía. La música de Astor Piazzolla nos permitió volar alto y danzar con nuestras manos, desplegar nuestros movimientos siguiendo la melodía y por un momento transformamos en pájaros en un espacio colmado de amor. Agradecidos.